(por Juan Pablo Portugau)
Entre esas tres o cuatro cosas más relevantes de la música de este 2024, está -sin dudas- el Tiny Desk de Ca7riel y Paco Amoroso. Había un abuso del groove, del soul, del child, de lo indie y lo cool, sobreyandando lo snob. Mex con FA! sacudió el tablero. Pero vinieron estos dos pibes a patearlo.
Cuando el rap se había vuelto cool, aparecieron los traperos a poner las cosas en su lugar. (¿Cuánto le deben los músicos argentinos sub-30 a Virus, Babasonicos, Miranda! e Illya Kuryaki and the Valderramas?) Y cuando el trap se había vuelto cool, Wos hace Descartable.
Voy a cambiar los pies de este lugar
Casi me convencen de que importa ser igual
Me vendieron gratis ese kit ultra especial
Con los tics de moda y tips para enamorar
Otra coreografía que sale desafinada
Entre pantomimas y risas plastificadas
Posando en las vitrinas hay guillotinas afiladas
Pa' poner la cabeza de princesas congeladas
Y para cerrar el año, estos dos amigos de la infancia nos regalan 17 malditos minutos de belleza. Eso es el Tiny Desk de Ca7riel y Paco Amoroso. Me gustaría saber qué pensaron/sintieron los sessions musicians (la cuerda de vientos, las coristas y el percusionista) sobre la propuesta.
☝️Vuelvan a poner play en ese video: Michael Jackson, James Brown, el negro Chú Berri, Prince y Emerson Lake and Palmer, todo junto.
Lali parafraseando (?) a Pink en Fanático, el Indio coqueteando con Wos, con Valentina Cooke y con Escorpia (el viernes que viene, estreno de nueva canción), Ema Noir de Ke Personajes animándose a reversionar a Evanescence, y la nueva búsqueda de Alan Sutton y las Criaturitas de la Ansiedad (porque "Algo tiene que cambiar", ya cantaron el año pasado), ha sido de lo poco interesante de este año.
¡Pará, pará, pará, pará!
¿Tatuaje en el cuello?
Es del año pasado, pero los dos van a estar el año que viene en Entre Ríos. Así que sin otra excusa que esa (y para tender puentes), "Carta para no llorar" de El Kuelgue, la banda de Julián Kartun (el actor que intrepreta a Caro Pardiaco) con Zoe Gotusso, una extraña forma de demostrar que es posible hacer poesía con frases cotidianas.
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