El viernes estudiantes trans y no binaries de la UNER y de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader), realizaron en conjunto una nota para los Consejos Directivos de las facultades de la UNER que enviaron al Consejo Directivo.
“Estamos hace largo tiempo en este tema, por lo que queremos visibilizar y compartir nuestras situaciones, vivencias y sentimientos respecto a la obtención de títulos no binarios y la sanción de una normativa que nos afecta”, expresó el grupo de personas.
En el documento reclamaron por: La celeridad de los trámites en curso; el llamado a la participación de personas afectadas (en este caso la comunidad no binaria); un sistema de titulación sin distinción de género en las carreras actuales y las siguientes y la libre elección para ser nombrades según la identidad autopercibida (se haya o no realizado cambio registral) en todos los documentos de la UNER.
A continuación, se transcribe textual e íntegra, la carta dirigida al Consejo Directivo de la UNER, a la que adhirieron estudiantes de las Facultades de Ciencias de la Alimentación, Facultad de Ciencias de la Salud, Facultad, de Ciencias de la Administración, Facultad de Ciencias Agropecuarias, Facultad de Bromatología, Facultad de Ingeniería, Facultad de Ciencias Económicas, Facultad de Trabajo Social y Facultad de Ciencias de la Educación.
“Mediante la presente nos dirigimos a usted para visibilizar y comentar nuestras situaciones, vivencias y sentimientos respecto a la obtención de diplomas no binarios y peticionar en favor de la sanción de una normativa que contemple nuestros derechos y respete nuestras identidades. Como este tema fue y/o será tratado en el Consejo Directivo de su Facultad, deseamos que en tal espacio se haga eco de nuestras voces y se dé lugar a nuestras solicitudes al presentar y considerar este documento”.
“En un primer momento, fuimos dos graduades de la Tecnicatura en Comunicación Social de la Facultad de Ciencias de la Educación (UNER), y estudiantes avanzades de tal Licenciatura. Nos encontramos para socializar un problema en común: la imposibilidad de acceder a nuestros títulos, debido a que la universidad aún no adecúa su sistema de expedición de diplomas para las identidades no binarias. A medida que avanzamos con nuestro reclamo por vías institucionales, ampliamos el debate con estudiantes y graduades de otras carreras y universidades que se identifican como trans y/o no binaries para colectivizar la problemática, conocer realidades y construir otras herramientas y estrategias para amplificar y consolidar el reclamo”.
“Reivindicaciones”
“Al habernos presentado, nos gustaría realizar algunas reivindicaciones.Dada la incertidumbre que atraviesan las identidades no binarias en la FCEdu – UNER y ante el incumplimiento del derecho a la identidad de género en la titulación universitaria, queremos que se resuelva en lo inmediato la situación de le compañere cuyo título es negado porque no cuenta con documento nacional de identidad no binario. También deseamos que se agilice el trámite de le otre compañere, respetándose su identidad en todo momento. Pensando más allá de los casos particulares, precisamos que este proceso se facilite y no se dilate aún más en el tiempo para garantizar el derecho a quienes actualmente cursan, son graduades y están por terminar su carrera”.
“Además, reclamamos que la normativa necesaria para contemplar a las identidades no binarias en la titulación sea construida participativamente y en conjunto con las personas afectadas, y no de manera arbitraria ni verticalista”.
“Necesitamos que las políticas que nos afectan sean realizadas con nosotres, según una modalidad democrática. Consideramos que el movimiento político de destronar definitivamente cualquier autoridad que excluya la voz de les que sufren, debe ser inmediato, y es necesariamente epistémico y político. Estamos convencides que la Universidad debe comprometerse, conforme a su finalidad, con hacernos parte de sus debates y realizaciones a este respecto. Por ello sugerimos que se haga un llamado abierto a personas no binarias para participar en estas discusiones y resoluciones”.
“En tercera instancia, demandamos que toda persona egresada de la UNER elija libremente la forma de ser nombrada en su diploma. Requerimos un sistema sin distinción de género en las carreras actuales y nuevas, y en las próximas modificaciones de planes de estudios de la Universidad Nacional de Entre Ríos”.
“Esto se presentaría de tal manera: en lugar de sólo rezar «Licenciado/a en Comunicación Social», la oblea enunciaría «Licenciado/a/e en Comunicación Social», acompañada por el nombre de la universidad y los datos personales correspondientes. Proponemos tomar como ejemplo la Resolución 136/2022 de la Universidad Nacional de las Artes y la 3525/23 de la Universidad Nacional de Rosario que han resuelto la situación y considerado los reclamos, según la Resolución Ministerial 1892/2022 que reconoce la autonomía universitaria y la Ley 26.743 de Identidad de Género que contempla los derechos de las identidades autopercibidas”.
“Por último, exigimos que cada persona decida su identidad (nombres, pronombres y género) en todos los documentos y certificaciones de otras trayectorias de formación, correspondientes a la UNER. Para todo ello, recomendamos que la institución brinde una nota modelo en pos de facilitar el trámite y no obviar ningún detalle, para que las personas interesadas soliciten el cambio según su autopercepción en toda su documentación (SIU, SIDCER, aulas virtuales, certificados, lista de profesores, etc)”.
Estado de la situación
“Como segundo apartado, nos gustaría comentar sobre nuestras situaciones y el largo trayecto hasta el presente. Luego de ser parte de la UNER durante muchos años y tras recibirse de técniques en Comunicación Social (FCEdu — UNER), Ana Ekaterina Cornejo e Ireí Berduc Fernández presentaron la solicitud de obtención de sus diplomas. Ana está en espera hace casi tres años, desde julio de 2021, e Ireí hace más de un año. Hasta abril de 2024 no les dieron ninguna respuesta ni acción concretas. En todo este tiempo se les negó el derecho a sus diplomas e identidades”.
“En abril de 2023, Ireí envió la primera nota1 dirigida a la decana, Aixa Boeykens, solicitando el título acorde a su identidad. Nadie envió un mensaje o una nota, hizo una llamada ni mandó un recibido. Las únicas respuestas fueron del personal administrativo de la Facultad, quienes amablemente intentaron ayudar”.
“Desde octubre de 2023 hasta abril de este año, Ana e Ireí se comunicaron por teléfono con Gonzalo Reymundo, director de Diplomas y Legalizaciones de la Universidad. En ese momento comentó que estaban en proceso de escritura de la normativa. En los cinco llamados posteriores, hasta marzo de este año, no se manifestaron avances. Siempre dijeron lo mismo: «paciencia, estamos en eso»”.
“Claro que escribir una normativa lleva tiempo, pero ¿tanto? ¿Por qué no ofrecieron soluciones mientras se redactaba la normativa?”
“El 22 de febrero de 2024, les estudiantes enviaron otra nota, esta vez en conjunto, dirigida a la secretaria académica, Milagros Rafaghelli. Ella les recibió el 25 de marzo, dispuesta a resolver el tema, junto a Luciana Basso, responsable del Protocolo universitario de actuación ante violencias sexistas. De allí salieron algunas acciones concretas para activar el reclamo”.
“El 12 de abril reiteraron su contacto con el área de Diplomas de la UNER. Luego de esperar más de medio año, ese día les dijeron que la normativa estaba redactada y revisada por el área jurídica que realizó algunas modificaciones, y que el 15 de abril tendría una reunión con el secretario académico de la UNER. La intención era elevarla el 16 de abril, ya que esa era la fecha límite para incorporar temas en el Orden del Día, en pos de que se trate el proyecto en la próxima reunión de Consejo Superior (CS)”.
“Al no tener noticias ese martes, al otro día, el 17 de abril, presentaron una nota urgente al Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias de la Educación con tres solicitudes: el reconocimiento y acompañamiento de la institución, la celeridad de los trámites en curso, y su participación en la normativa. Todo ello fue aprobado por unanimidad. Una semana después, el miércoles 24, les enviaron el proyecto de Ordenanza”.
“Identificaron que allí sólo se consideraba a las personas no binarias con cambio de DNI, lo cual irrespeta la Ley 26.743 de Identidad de Género (LIG). Ana e Ireí realizaron comentarios y propuestas sobre distintos puntos, como fue acordado en la reunión de Consejo Directivo: a) se manifestó el incumplimiento de la ley mencionada, b) se sugirió la consideración de la Resolución Rectoral 2023-0318 de la UPC que considera la identidad de género tal como propone la LIG, c) se propuso el respeto de la identidad en todos los documentos de la UNER, y d) se aconsejó la publicación de una nota modelo para facilitar los trámites”.
“Ese mismo día tuvo lugar la reunión de comisión de Interpretación y Reglamentos de CS donde se trató el tema. Se decidió que el rector resuelva las situaciones en curso según el proyecto de Ordenanza y que se gire tal proyecto a los Consejos Directivos de cada facultad, para luego retomarlo en Superior, lo que dilataría su tratamiento”.
“El viernes 26 de abril fue el Plenario de CS, y les compañeres participaron como oyentes. En el debate, Consejeras Superiores estudiantes explicaron que de aceptar la propuesta del miércoles, sólo podría continuar el trámite de Ana. Sin darle demasiada atención, aceptaron tal decisión: que se dé curso a los trámites mediante el rector, basándose en el proyecto de Ordenanza. Por ello, Ana podrá obtener su título porque su DNI es no binario; en cambio Ireí no y por eso no le entregarán su diploma”.
“El miércoles 8 de mayo fuimos parte de la sesión de CD de la FCEdu por decisión propia, donde pedimos permiso para participar del espacio. Allí, por parte de la decana, se presentó una propuesta de modificación del proyecto mencionado, mediante la que se toma en cuenta nuestro reclamo de que los diplomas sean expedidos acorde a la identidad autopercibida y no a la que figura en el DNI, apoyándose en los precedentes sentados por otras universidades en este tema. Nos alivia saber que luego de tanta energía para impulsar esta normativa, nuestras identidades se comiencen a considerar por sobre los papeles”.
“Actualmente nos encontramos en la necesidad de que nuestras voces sean escuchadas y consideradas en el armado de la normativa, por ello este llamado. Creemos que es imprescindible que las políticas para nosotres sean realizadas por nosotres”.
Impacto en las identidades no binarias
“Como tercer gran punto, deseamos comentar sobre los impactos que generan la presencia o ausencia de normativas que contemplan nuestras identidades no binarias. Históricamente las personas travestis, trans y no binarias hemos sufrido la violencia estructural cis binaria que nos ha empujado a los márgenes de la sociedad en todos los aspectos de nuestras vidas: familiar, económico, laboral, de salud, educativo, sociocultural, jurídico y legal. A pesar de los avances en materia de derechos en los últimos años, aún existen brechas que impiden el total ejercicio de los mismos y nos vulneran todavía más. De este modo, se restringen nuestros espacios de sociabilidad y desarrollo individual y colectivo, como en el caso universitario y laboral. Se podría pensar que es suficiente contar con la LIG para ser quienes sentimos y deseamos y ejercer nuestros derechos; no obstante tenemos que seguir velando y pujando por su efectividad y cumplimiento, luego de doce años de su sanción”.
“Tal normativa, sumada a otras (como el Decreto 476/2021 no binario, el informe OAS/Ser.L/V/II.rev.2, Doc. 36 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos) reconocen la importancia del respeto a la identidad de género autopercibida, y la gravedad de incumplir con este derecho humano”.
“Habiendo expuesto lo anterior, es más que preocupante que la UNER, una institución pública vanguardista en Argentina, que por un lado se reconoce democrática y nos llena de orgullo, por otro excluya y obstaculice nuestro ingreso, tránsito y egreso de la misma. Ponemos el foco en esta contradicción, porque lejos de idealizar la educación pública existente, deseamos una Universidad Pública realmente inclusiva y horizontal para todas las personas, que no deje a nadie afuera; y que la teoría que se problematiza y construye en las prácticas académicas, junto al reconocimiento de los derechos consagrados, sea coherente con las prácticas institucionales y camine con ellas”.
“Nos animamos a afirmar que, luego de años de estudio y esfuerzos, toda persona egresada desea obtener su diploma para acreditar tal experiencia. Esto es de suma importancia para elegir quiénes queremos ser, a dónde queremos ir y cómo queremos y elegimos hacerlo. Aunque sabemos las limitaciones de este documento, y que no reemplaza al DNI, sí puede reconocer nuestras existencias (o no, eso es otra decisión política). Tal título nos representa y también forma parte de nuestra identidad. Sin embargo, nosotres nos vemos imposibilitades por trabas burocráticas”.
“Sabemos que hay otras universidades con normativas que sólo consideran a las personas según su DNI, pero ¿es necesario que la UNER siga tales ejemplos? De igual manera, hay otros lugares donde las resoluciones se adecúan a la autopercepción. Si la universidad es autónoma, puede decidir sobre sus políticas, apostando por la inclusión y la equidad, ya que forman parte de sus principios y estatuto”.
“Realizar o no el cambio registral debe ser una decisión libre que tome cada persona, tal como expone la LIG. Sin embargo, nos encontramos en negociación obligada y constante con el sistema: dependiendo la situación, el DNI no binario puede ser un requisito o un impedimento. Afrontamos situaciones de violencia –a nivel micro y macro– permanentemente en todos los espacios que habitamos, y tenemos que atravesarlas sin importar nuestra energía o disposición. Al estar tan cansades por estas circunstancias, dejamos pasar situaciones cotidianas de violencia para sobrevivir, lo cual debería ser inaudito”.
“Llevar adelante esta lucha constante por el reconocimiento del derecho a nuestra identidad de género autopercibida implica gran desgaste subjetivo. Muchas veces dedicamos tiempo valioso a cuestiones que ya deberían estar garantizadas, el cual podríamos destinar a nosotres mismes u otras responsabilidades. Al cansancio físico se le suman el mental y emocional, la violencia, la impotencia, la sensación de «lucha solitaria y silenciosa» y el contexto desolador”.
“Además de lo íntimo, estas injusticias también nos afectan colectivamente, ya que al aislar e individualizar el reclamo se borra la existencia de una sociedad diversa, donde cada vez más personas logran cuestionar los mandatos culturales que se nos han impuesto y vivir más libremente a partir de identidades por fuera de la cisheteronorma. Las personas no binarias no somos una novedad: estamos junto al reconocimiento de los derechos consagrados, sea coherente con las prácticas institucionales y camine con ellas”.
“Nos animamos a afirmar que, luego de años de estudio y esfuerzos, toda persona egresada desea obtener su diploma para acreditar tal experiencia. Esto es de suma importancia para elegir quiénes queremos ser, a dónde queremos ir y cómo queremos y elegimos hacerlo. Aunque sabemos las limitaciones de este documento, y que no reemplaza al DNI, sí puede reconocer nuestras existencias (o no, eso es otra decisión política). Tal título nos representa y también forma parte de nuestra identidad. Sin embargo, nosotres nos vemos imposibilitades por trabas burocráticas”.
“Sabemos que hay otras universidades con normativas que sólo consideran a las personas según su DNI, pero ¿es necesario que la UNER siga tales ejemplos? De igual manera, hay otros lugares donde las resoluciones se adecúan a la autopercepción. Si la universidad es autónoma, puede decidir sobre sus políticas, apostando por la inclusión y la equidad, ya que forman parte de sus principios y estatuto”.
“Realizar o no el cambio registral debe ser una decisión libre que tome cada persona, tal como expone la LIG. Sin embargo, nos encontramos en negociación obligada y constante con el sistema: dependiendo la situación, el DNI no binario puede ser un requisito o un impedimento. Afrontamos situaciones de violencia –a nivel micro y macro– permanentemente en todos los espacios que habitamos, y tenemos que atravesarlas sin importar nuestra energía o disposición. Al estar tan cansades por estas circunstancias, dejamos pasar situaciones cotidianas de violencia para sobrevivir, lo cual debería ser inaudito”.
“Llevar adelante esta lucha constante por el reconocimiento del derecho a nuestra identidad de género autopercibida implica gran desgaste subjetivo. Muchas veces dedicamos tiempo valioso a cuestiones que ya deberían estar garantizadas, el cual podríamos destinar a nosotres mismes u otras responsabilidades. Al cansancio físico se le suman el mental y emocional, la violencia, la impotencia, la sensación de «lucha solitaria y silenciosa» y el contexto desolador”.
“Además de lo íntimo, estas injusticias también nos afectan colectivamente, ya que al aislar e individualizar el reclamo se borra la existencia de una sociedad diversa, donde cada vez más personas logran cuestionar los mandatos culturales que se nos han impuesto y vivir más libremente a partir de identidades por fuera de la cisheteronorma. Las personas no binarias no somos una novedad: estamos desde siempre, sólo que nuestra lucha y nuestras existencias han sido silenciadas y excluidas, dejándonos los márgenes como único espacio vivible. Así resistimos y existimos, hasta que en los últimos años logramos más reconocimiento individual y mayor visibilidad política”.
“Queda claro que no tenemos elección: somos y sentimos esto, de estas maneras. Ustedes sí pueden decidir entre continuar con nuestro silenciamiento y exclusión, y colaborar con esta lucha, apostando por vidas y sociedades que, en términos de Judith Butler, sean cada vez más vivibles y menos precarizadas (Butler, 2010). Les preguntamos: ¿qué pasa con nosotres mientras esperamos, mientras se debate la Ordenanza? Seguimos siendo excluides y violentades, sin acceder al trabajo ni al diploma, violando cuantiosas normas: el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales; los Artículos 14, 14 bis y 75 inciso 19 de la Constitución de la Nación Argentina; el Artículo 23 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, entre otras. Entendemos los límites jurídicos y legales, pero no tenemos tiempo, no podemos seguir esperando, nos encontramos en situaciones urgentes”.
“En este sentido, lejos de conformarnos, necesitamos y elegimos ir más allá de tales marcos para asegurar nuestras vidas. Así fue como luego de tanta lucha conseguimos derechos básicos, como los laborales, el voto femenino, el matrimonio igualitario, la Ley 26.743 de Identidad de Género y la IVE/ILE”.
“Nuestro reclamo no acaba en los casos particulares, sino que mira hacia el presente y el futuro de la universidad, para allanar el camino de quienes algún día egresen de su carrera y cuya identidad no responda al binarismo de género que impera en el sistema burocrático. Es necesario que se nos vea como una posibilidad y no como una excepción a la regla. Cuando las vidas escondidas detrás de los papeles sean más importantes que ellos y el sistema deje de eyectarnos desde sus bases, seremos aún más”.
Recopilaciones teóricas
“Para justificar nuestro pedido es que nos respaldamos en recopilaciones teóricas de gran importancia para nuestro reclamo, comúnmente nombrado como marco teórico. En primer lugar, la Ley 26.743 de Identidad de Género ampara a todas las identidades de género autopercibidas, sin importar sus documentos o su apariencia física, por nombrar algunos puntos. En este documento, se procura el respeto a la identidad en todo momento y lugar”.
“Tal normativa, en su primer artículo, vela por el derecho de toda persona «a) Al reconocimiento de su identidad de género; b) Al libre desarrollo de su persona conforme a su identidad de género; c) A ser tratada de acuerdo con su identidad de género y, en particular, a ser identificada de ese modo en los instrumentos que acreditan su identidad». Su Artículo 12 manifiesta que «Deberá respetarse la identidad de género adoptada por las personas [...] que utilicen un nombre de pila distinto al consignado en su documento nacional de identidad. A su solo requerimiento, el nombre de pila adoptado deberá ser utilizado para la citación, registro, legajo, llamado y cualquier otra gestión o servicio, tanto en los ámbitos públicos como privados»”.
“Y el décimo tercero expone que «Toda norma, reglamentación o procedimiento deberá respetar el derecho humano a la identidad de género de las personas. Ninguna norma, reglamentación o procedimiento podrá limitar, restringir, excluir o suprimir el ejercicio del derecho a la identidad de género de las personas, debiendo interpretarse y aplicarse las normas siempre a favor del acceso al mismo»”.
“Todo ello expresa que, independientemente del documento y otras normas, la identidad de las personas debe ser respetada en cualquier ámbito, ya que se reconoce que el derecho a la identidad de género autopercibida es sumamente importante y relevante”.
“Además, el Decreto 476/2021 (conocido como Decreto no binario) entiende que «el derecho a la identidad de género es inherente al derecho a la propia identidad [y] forma parte del campo de los derechos humanos». También que «el derecho a la identidad tiene una directa e indisoluble vinculación con el derecho a no sufrir discriminación, a la salud, a la intimidad y a realizar el propio plan de vida. Se constituye como un concepto genérico que ensambla otros derechos que tutelan diversos aspectos de la persona»”.
“En tal documento, el derecho mencionado es reconocido por nuestro país y diversos organismos y tratados internacionales, a los cuales está adherida la República Argentina”.
“Además hay reglamentaciones internacionales, las cuales también fueron tomadas en cuenta al momento de dar lugar a la LIG, como ser los Principios de Yogyakarta (2006) los cuales «ratifican la obligación primordial que tienen los Estados de implementar los derechos humanos» los cuales subrayan que «todos los actores tienen responsabilidad de promover y proteger los derechos humanos»”.
“Podemos agregar que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el informe OAS/Ser.L/V/II.rev.2, Doc. 36 sobre «Violencia contra Personas Lesbianas, Gay, Bisexuales, Trans e Intersex en Américas», considera que al promulgar la LIG y reconocer la identidad autopercibida de las personas, hubo un decaimiento en la violencia y discriminación contra las personas trans* en el país”.
“En Comunicación Social estudiamos mucho sobre el impacto de los discursos en las subjetividades. Por ejemplo, Jelin expresa que «las borraduras y olvidos pueden también ser producto de una voluntad o política de olvido y silencio por parte de actores que elaboran estrategias para ocultar y destruir pruebas y rastros» (Jelin, 2002:7). Por su parte, Foucault entiende que la reproducción del poder se legitima con la normalización de ciertos discursos: el discurso como poder constituye a la realidad, a las formas de interpretarla y a las posibilidades de interrelacionarse (Foucault, 1990). En el mismo sentido, Stuart Hall dice que lo discursivo marca estratégicamente las exclusiones y da a entender que nada se constituye naturalmente: toda identidad es un proceso constante de construcción de lo dicho y lo omitido (Hall, 2003). Y, finalmente, como escribieron compañeres para un trabajo de la facultad: «las resistencias y las redes de contención son mucho más fuertes que las violencias y siempre encontrarán intersticios para atravesar las barreras que se les han puesto»”.
“Por su parte, le filósofe, escritore, profesore y activista Virginia Cano en No se nace lesbiana, se llega a serlo: reescrituras sobre el contrato social expone que: «Si no hay naturaleza (sexual) de los géneros, si la masculinidad y la feminidad es esa puesta teatral y performativa que obedece en iterativas ocasiones a los dispositivos de normalización, si efectivamente podemos decir que somos ese producto productor, quizás sea hora de preguntar (...) por la pluralidad de existencias que deseamos afirmar, defender, sustentar, validar y, cómo no decirlo, amar. Tal vez sea hora de implosionar escrituralmente una narración que ha tallado nuestros cuerpos y existencia comunitaria con la esperanza de re-escribir nuevos mundos» (Cano, 2011:17)”.
“En el mismo sentido, val flores en Esporas de indisciplina: «Si la normalidad es un producto de la pedagogía y la ignorancia un residuo del conocimiento hegemónico, nos exige concebir una pedagogía cuyos fundamentos requieran riesgo, incertidumbre y compromiso”. “Tanto la teoría queer y la pedagogía comprenden la normalidad como negación. Para la pedagogía queer, efecto del cruce revulsivo entre ambas, la normalidad se configura como un orden conceptual que se niega a imaginar la posibilidad del otrx precisamente porque la producción de la otredad como algo que está fuera de la normalidad es fundamental para su autorreconocimiento» (flores, 2018:162)”.
“Sin otro particular, le agradecemos su atención y tiempo”.
“Quedamos al pendiente de su respuesta”.
“Saludan atentamente, estudiantes y graduades de la UNER y la UADER”.
(Fuente: APFDigital)
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