Por Adrián Fuertes (*)
Las señales del declive en nuestro espacio son de vieja data, diría que de antes del 2015. En efecto, el otrora invencible Partido Justicialista de Entre Ríos comenzó, en los últimos tiempos, a necesitar de una tercera oferta electoral –real o no– para mantenerse en el poder. Seguramente haya múltiples lecturas sobre cómo se llegó a esta situación.
La mía es, apenas, una más, a título de simple militante. Con el tiempo, las decisiones se fueron concentrando progresivamente en las manos de tres o cuatro actores, que llevaron a su mínima expresión la participación de los dirigentes y militantes del peronismo, en una suerte de “privatización” de las decisiones.
Los métodos empleados para imponer esta situación consistieron en la sanción de la Ley Castrillón, que cercenó la posibilidad que el pueblo en cada departamento elija su diputado provincial, para que con posterioridad se incorpore a la lista de distrito único – como siempre ocurrió hasta que se sancionó dicha norma–; impedir el pegado de todos los que querían participar de la lista oficial, obligándolos a competir con boleta corta; bloquear incorporación de las minorías, entre otros. Ya no solo existía la normal superioridad y posibilidades del candidato oficial con todas las ventajas que eso otorga, sino que además se proveyeron normas para una competencia aún más desigual.
Los hinchas de Boca le hacen la chanza a los de River con el “fantasma de la B”. Si se puede establecer una especie de paralelo, el peronismo surfeó muchas elecciones agitando el “fantasma de los bonos federales”. Pero ese mal recuerdo se fue licuando, y los entrerrianos empezaron a mirar con más detenimiento las gestiones, y así llegamos al 2015 a una elección en la que, de no haber existido una tercera opción que divida a las opciones opositoras, hubiéramos perdido por paliza. Más cerca en el tiempo, y dejando de lado el triunfo del 2019 empujado por el fracaso del macrismo, en mi humilde opinión, si en esta última elección no hubiera habido 3 ofertas electorales, la derrota hubiera sido catastrófica y no una digna como la que tuvimos.
Dicho esto, creo que hoy lo importante no es tanto una mirada retrospectiva o autoflagelante de los acontecimientos pasados. Por el contrario, lo verdaderamente sustancial es que podamos pensar, desde el conjunto del peronismo y de cara al futuro, una estrategia que nos permita reorganizarnos, hacer una autocrítica, contener al conjunto de la militancia y la dirigencia, y constituir equipos técnicos sólidos que nos posicionen como una alternativa de gobierno superadora para nuestra querida provincia, y al mismo tiempo, insertarnos en un proyecto nacional de reconstrucción de lo que probablemente quede después de la aplicación de las políticas ultraliberales.
Estoy convencido de que debemos ampliar la base de sustentación y los consensos para la planificación de políticas públicas, la toma de decisiones políticas y la elección de las candidaturas. En definitiva, se trata de volver a escuchar al otro compañero, que siempre tiene algo para aportar.
Creo que para convocar a una participación masiva y entusiasta de la militancia en la elección de las candidaturas debemos debatir, entre otras cosas, tres temas centrales:
1) impulsar la derogación de la ley Castrillón;
2) permitir el pegado en igualdad de condiciones;
3) integrar a las minorías.
Y lo más importante, con vistas a la próxima renovación de autoridades partidarias: propongo a la consideración de los compañeros y compañeras la conformación de una lista de unidad del peronismo entrerriano, en la que participen representantes de la Liga de Intendentes, de los bloques de senadores y diputados, dirigentes de reconocida trayectoria y peso propio que pueden no ocupar cargos en este momento, como así también los trabajadores y la juventud, siempre respetando la participación igualitaria de nuestros hombres y mujeres.
Esta columna es, como se ha dicho, la mirada de un simple militante, animado por la responsabilidad de sentir que debemos poner el hombro entre todos para construir, paso a paso, el camino de la de la unidad y la propuesta para volver a ser gobierno, corregir lo que hicimos mal y continuar y profundizar lo que hicimos bien, de manera de seguir pensando políticas de inclusión y desarrollo para las grandes mayorías. “La unidad nos da la fuerza, la solidaridad la cohesión”.
(*) Presidente Municipal de Santa Rosa de Villaguay Y presidente del Consejo Departamental del Partido Justicialista.
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