Por Rubén Bonelli (Movimiento Peronista Auténtico)
Escuchamos hasta el hartazgo y desde hace décadas, que Concordia es la capital del peronismo. Del peronismo? No señor! Del pejotismo o sociedad pública de unos pocos. Así como suena. Parece ser que el latiguillo de la “capital del peronismo” hasta ahora les dio sus frutos, pero como todo ciclo histórico puede ser su fin.
Asistimos por estos momentos a un presente político sin precedentes, en donde en el partido de gobierno de una ciudad que supo movilizar a miles de militantes con el advenimiento de la democracia y a lo largo de la década del 80, ya no queda ni el recuerdo.
Retazos de historias de muchos que peinan canas y otros que se fueron del mundo terrenal, se llevaron esa música maravillosa de bombos, encuentros y discusiones, desde donde salían los que se elegían por cada unidad básica o seccionales y nos representaban en las fervorosas internas del peronismo. Eso fue lo que de alguna manera le dio razón de ser a la democracia partidaria y movimientista, en donde los trabajadores, columna vertebral del movimiento, tampoco estaban ausentes.
Nada de ello quedó en pie. Lo disolvieron. Lo clausuraron. Lo sepultaron. Por esa obstinación de unos pocos dirigentes, lo que quedaba de ese peronismo de trasvasamiento oral, de herencia familiar y social, se fue tornando y transformando en un Partido liberal, manejado por ellos mismos y abierto únicamente cuando les fue funcional a sus intereses también. Porque recordar a Perón o Evita, se tradujo en un marketing, con discursos de una época gloriosa en donde se combatía al capital. Discursos tan distantes de una realidad actual en donde el capital los transformó tanto, que necesitaron ubicar a descendientes de gorilas en lugares y cargos claves, necesariamente para hacer peronismo dócil, faldero de las empresas que explotan a los trabajadores. De empresas que hacen pingües negocios también con ellos y atado también a la obra pública y el poder financiero.
Hoy el horno no está para bollos. La realidad es la única verdad. Y la verdad es que lo poco que quedaba de peronismo se lo fagocitaron, porque son insaciables. Bajo la aparente democracia partidaria, dieron rienda suelta a una interna en donde estaba todo cocinado. Si el compañero que lee esta columna es un poco perspicaz, se dará cuenta de lo que quiero transmitir. ¿Quiénes ocupan los mejores cargos electivos en la lista del PJ? Si claro, así es!! Sino aprendió, pues vaya aprendiendo. No es una cuestión de vivos, hay que dejar de ser zonzos, diría don Arturo Jauretche.
¿Unidad?. ¡Unidad las pelotas!. Tendrían que decir los dirigentes que jugaron en Concordia en el marco de una interna en un enfrentamiento en donde no faltaron persecuciones, aprietes y perdieron. Pero no lo dicen. Se quedaron callados. Vaya a saber por qué, si es por una cuestión de estrategia o en verdad está todo podrido en Concordia. ¿Podrá el vendedor de licuadoras y ventiladores imponerse sobre el pibe del acordeón? No lo sabemos y creo personalmente que es un final abierto. Como también creo que, si pierde el pejotismo, no perderá el peronismo. Porque el peronismo y aquellos que no están y los pocos que quedan, sabrán resistir todos estos avatares. Ellos sí que saben de lucha y resistencia. Ellos, son los hombres que están solos y esperan…
* Rubén Bonelli es Profesor Superior en Ciencias Sociales especializado en Historia Argentina, comunicador, dirigente del Movimiento Peronista Auténtico y Ex Delegado de la Subsecretaría de Derechos Humanos de Entre Ríos.
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