Asumió en el 2019 como coordinador y abrió un nuevo camino en las categorías infantiles del Club Los Espinillos. Pablo Valiente, no pretende vender ilusiones desde la oratoria sino desde las acciones. Su misión, como la del resto staff, es tener un semillero fuerte y formar grandes personas. La familia, la educación y el deporte son pilares fundamentales en su vida.
“Después de un año de renovación comenzamos el 2020 lleno de ilusiones. Tuvimos las primeras prácticas en nuestra cancha y contamos con más de 60 chicos distribuidos en todas las divisiones. Lamentablemente por la pandemia todo se paralizó pero seguimos en contacto con cada familia para que cuando volvamos a la actividad estemos volvamos todos juntos”, expresó Valiente.
Pablo, es un hombre con un carácter fuerte pero con una predisposición notable. Jugó en primera división, fue entrenador de las categorías juveniles y también tuvo un paso como coach del Rugby Femenino. Siempre con su teléfono abierto para todas las solicitudes y pedidos del club.
En la actualidad junto con Andrés Piñol, están al mando de las infantiles y quiere trasladar los valores que aprendió en el deporte. “Pienso que la familia, la educación y el deporte son los tres pilares fundamentales para mi vida y también para la de los chicos. Si falla alguna de esas partes, habrá un vacío siempre”, resaltó.
A su vez, contó cuál es la meta que tiene en su función: “Tenemos que trabajar, consolidando las divisiones del club para llegar a tener una primera con jugadores que nacieron en la institución. Al club lo tenemos que cuidar, darle el sentido de pertenencia porque es nuestro, es nuestra casa”.
Y agregó: “A mí desde cualquier posición, función o cargo me pone muy contento ser parte de este club, me emociona mucho. Daré lo que más pueda durante el tiempo que sea. Son mi familia”.
Por otro lado, “Moñoco”, como lo llaman en la institución, tiene a sus dos hijos jugando en infantiles: Agustín y Morena. “Como padre siento un orgullo muy grande”, destacó. Asimismo, señaló la alegría que sintió cuando su hija le dijo que quería jugar al rugby: “Ella crece día a día, rompió las barreras y marcó un camino para las chicas. El deporte integra y hay un respeto enorme entre el hombre y la mujer. Me alegra y celebró que ella se haya querido incorporar”.
SU ANÉCDOTA CON MARCOS KREMER
Pablo fue uno de los entrenadores en los primeros pasos de Marcos y contó cómo fue su primer contacto con él. “Me acuerdo que lo recibió Andrés Piñol. Íbamos saliendo del club y había un flaco alto que nos dijo: Yo vengo a jugar al rugby. Desde ahí lo integramos al club para jugar primero en infantiles y rápidamente dar el salto a juveniles”.
“En los entrenamientos se notaba que Marcos era diferente por su fuerza. También, quiero destacar lo responsable y lo profesional que era para el equipo y para sus compañeros. Llegaba a tiempo, era humilde y nunca perdió su esencia. La memoria por su raíces lo hace grande”, añadió.
SOLIDARIDAD
En medio de la situación sanitaria que atraviesa nuestra ciudad por el COVID-19, Los Espinillos lanzó una campaña solidaria para ayudar a merenderos y comedores de Concordia. El objetivo fue acompañar y ayudar a las familias más vulnerables.
Pablo fue uno de los principales exponentes de las donaciones y narró su experiencia: “Desde el club empezamos a realizar actos de beneficencia para la gente que más lo necesita. Mucha gente se sumó y colaboró. Empezamos junto a Matías Gutiérrez y Maximiliano Faust a colaborar por el barrio del club que es el Leoncio de Luque y luego abrimos el abanico para ayudar a más personas”.
Por último dijo: “Seguimos invitando a los ciudadanos de Concordia a dar un poquito de lo que tiene, siempre pensando que nosotros estamos bien, que tenemos un plato de comida, que nos podemos pegar una ducha de agua caliente todos los días y hay otros que no cuentan con esos privilegios. Realmente, hay gente que realmente no tiene y necesitamos de la colaboración de todos”.
Informe: Prensa Los Espinillos
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